NUESTROS VIERNES DE JUEGO

Hemos comenzado un nuevo ciclo de actividades en la librería. Tras el parón de las navidades, hace ya mes y pico, retomamos el espacio La Vieja Sirena para jugar, pensar, escribir y comentar lecturas. Vuelven los clubes de lectura, las tertulias y los talleres de escritura para las personas adultas y, también, los viernes de juegos de mesa y los sábados filosóficos para la infancia. Ya estamos finalizando las actividades del mes enero. Podría explayarme aquí hablando de las bondades de los juegos de mesa y del diálogo filosófico, pero no voy a justificar una vez más la importancia de poner en común con otros algo que nos gusta. Quería centrarme, más bien, en la experiencia de las respectivas actividades.

Los viernes por la tarde jugamos. El niño o la niña entra por primera vez en la librería, no sabe muy bien qué se va a encontrar ni a quién se va a encontrar, toma asiento y espera a que se le proponga un juego. Al final de la tarde no importa con quién haya jugado y casi ni a qué, se van con la sensación de querer volver. ¿Qué es lo que ocurre? Se encuentran en un ambiente de igualdad con los demás. Se les plantea un juego y cada cual ha de asumir las reglas, respetarlas y poner en el acto de jugar sus propias capacidades y caracteres o talantes. Los reglamentos de los juegos a veces parecen un galimatías difícil de interpretar, pues no llegan a tener toda la coherencia hasta que no se han leído en su totalidad y se han podido conectar cada uno de los puntos que hay que tener en cuenta para jugar, en los juegos más complejos es casi como interpretar una ley. De ello la importancia de que una persona les explique el juego. Una vez todo, explicadas las normas y comprendidas por los y las jugones y jugonas, entramos en materia. Los niños y niñas se sienten libres para expresarse dentro de un margen acotado de normas de juego, aprenden a utilizar sus propios recursos en un marco prelegislado que ya comprenden y ponen en práctica y adoptan un hábito importante: el de esperar su turno. No se trata de que asuman la norma por la norma sino de que se manejen dentro de unos límites que son los mismos para todos, que todos tienen que asumir y, dentro de esos límites obtener un objetivo que no es otro que ganar en el juego, individual o colectivamente. A veces preguntan si pueden variarlas reglas del juego, no obstante les indico que es preferible que no, puesto que en ese caso estaríamos jugando a otra cosa. En este caso, los límites están marcados en un papel, en el reglamento del juego, y proceden de fuera. En cierto modo, el juego proporciona un modelo cerrado en el que moverse, unas reglas prefijadas que hay que observar para que el juego sea divertido para todos. Pero no deja de ser un juego.

Así es como pasamos las tardes de viernes en La Vieja Sirena-Hobbyton. Así contado parece todo muy serio, pero deberíais pasaros por aquí o intentar hablar con las monitoras de juego al final de la tarde (sin voz nos quedamos). Los niños y las niñas repiten y siempre quieren más juegos, siempre abiertos a otras posibilidades. ¿Qué? ¿Juegas?

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